4 jun 2016

Las cinco “places royales” de París: geometría, simbolismo y estrategias urbanas.

Ubicación de las cinco Places Royales de París.
París tiene cinco plazas muy especiales que se encuentran entre los espacios urbanos más extraordinarios de la ciudad. Son cinco lugares calificados como “reales” por su vinculación inicial con la monarquía francesa: todas ellas estuvieron dedicadas a un rey, rindiéndole honores y homenajeando sus virtudes y logros.
Los cinco espacios ofrecen un compendio formal de las más variadas geometrías. El cuadrado de la Place des Vosges, el triángulo de la Place Dauphine, el círculo de la Place des Victoires, el octógono (un cuadrado achaflanado) de la Place Vendôme y el inmenso rectángulo de la Place Concorde muestran las posibilidades urbanas de esas configuraciones. Pero más allá de sus particularidades geométricas, estas plazas también fueron estrategias urbanas para reestructurar lo existente y organizar las futuras extensiones de la ciudad. Desarrolladas durante el siglo XVII y XVIII, las cinco places royales serían también símbolos para una ciudad que se apartaba definitivamente de la espontaneidad medieval implantando el orden y la uniformidad como nuevos valores de la triunfante Francia de aquellas centurias.

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Las “Places Royales” de París.
París tiene cinco plazas muy especiales que se encuentran entre los espacios urbanos más extraordinarios de la ciudad. Son cinco lugares calificados como “reales” por su vinculación inicial con la monarquía francesa: la Place des Vosges (construida entre 1605 y 1612); la Place Dauphine (1607-1614); la Place des Victoires (1685-1692); la Place Vendôme (1699-1720) y la Place de la Concorde (1758-1772).
Todas las places royales estuvieron dedicadas a un rey, y albergaron esculturas de los diferentes soberanos a quienes rendían honores y homenajeaban sus virtudes y logros. Además, también serían símbolos para una ciudad que se apartaba definitivamente de la espontaneidad medieval implantando el orden y la uniformidad como nuevos valores de la triunfante Francia de aquellas centurias.
Las cinco “plazas reales” de París se consagrarían a los primeros monarcas borbones, desde Enrique IV a Luis XV, un periodo que abarcó entre 1589 y 1774, prácticamente los siglos XVII y XVIII completos. Aunque, actualmente, no conservan el nombre con el que fueron bautizadas (salvo la que fue dedicada al delfín de Francia) y no todas mantienen las esculturas que identificaban a los monarcas. La Place Dauphine albergaría (y lo sigue haciendo) un escultura excéntrica de Enrique IV, el primer rey Borbón que gobernó Francia entre 1589 y 1610 (hasta entonces había sido rey de Navarra y accedió al trono francés por el asesinato de su primo Enrique III, lo que dio origen a la nueva dinastía borbónica); la Place des Vosges contaría con una estatua de Luis XIII, monarca entre 1610 y 1643 (la estatua actual no es la original ya que esa fue destruida durante la Revolución Francesa); la Place des Victoires y la Place Vendôme estuvieron dedicadas a Luis XIV, soberano de Francia durante nada menos que setenta y dos años, entre 1643 y 1715 (la primera alberga una estatua ecuestre del mismo monarca pero que no es la original, ya que en aquella el monarca estaba de pie, y la segunda plaza vio sustituida la escultura por una gran columna); y , por último, la Place de la Concorde dedicada a Luis XV, quien gozó de otro largo reinado de casi sesenta años, entre 1715 y 1774 (su estatua fue destruida en 1792 y el centro del espacio lo ocupa ahora el icónico obelisco).
Análisis de escala de las cinco plazas reales parisinas.
Las cinco plazas ofrecen cinco formas geométricas diferentes. Comenzando por el polígono de tres lados que ofrece la triangular Place Dauphine (un triángulo isósceles cuya base mide 67 metros y su altura 102 metros). Las figuras cuadrangulares están representados en el cuadrado (de 140 metros de lado) de la Place des Vosges, y en el rectángulo de la Place de la Concorde (un inmenso espacio de 330 por 215 metros de lado). La Place Vendôme es un cuadrado achaflanado, es decir un octógono, aunque no de carácter regular (las dimensiones del cuadro son aproximadamente 136 por 124 metros). Finalmente, el polígono de lados infinitos, la circunferencia, aparece representada en la Place des Victoires, con un diámetro de unos 80 metros.
Las Places Royales parisinas divergen en su superficie. La mayor con diferencia es la Place de la Concorde, con sus casi 71.000 metros cuadrados (7 hectáreas); de tamaño intermedio corresponde a la Place des Vosges y a la Place Vendôme con sus 19.600 y 16.900 metros cuadrados respectivamente; finalmente, la Place Dauphine y la Place des Victoires son las menores, con una superficie de unos 3.500 y 5.000 metros cuadrados respectivamente.
Curiosamente respecto, a su orientación las plazas ofrecen bastantes similitudes. Las tres plazas cuadrangulares están orientadas en una dirección muy parecida. Sus ejes siguen aproximadamente el noreste-suroeste  y su perpendicular. Estas direcciones también son las  de la Place Dauphine (la primera para la base del triángulo y la segunda para su altura). La Place des Victoires, por su forma circular carece de una directriz de orientación definida.
Análisis de orientación de las cinco plazas reales parisinas.
Las plazas reales también tuvieron un importante papel en la estructura urbana de la ciudad. La estrategia urbana de apertura de grandes plazas para reestructurar lo existente y organizar las futuras extensiones de la ciudad dio comienzo en el siglo XVII impulsada por el rey Enrique IV. El monarca puso en marcha la Place des Vosges, que permitió organizar el sector oriental de la ciudad (el Marais) y la Place Dauphine, consecuencia de la construcción del Pont Neuf (puente nuevo) sobre el río Sena. Tras esas dos plazas pioneras, a finales del siglo XVII y en el XVIII, se construyeron las tres restantes: la Place des Victoires, que articulaba el barrio Richelieu con el centro; la Place Vendôme, que reorganizaba el sector de St. Honoré rematando el barrio del cardenal y las Tullerías; y la Place de la Concorde, que reconfiguraba el entonces límite occidental parisino. Además, entre los factores más destacados de los nuevos espacios se encuentra la reglamentación implantada para conseguir el control de la imagen urbana obligando a un elevado nivel de uniformidad en las fachadas. En consecuencia, los frentes arquitectónicos de las diferentes parcelas de los solares perimetrales, que habrían de ser ejecutadas paulatinamente por la iniciativa privada, ofrecerían una imagen común, unificada y representativa de la época.

Place des Vosges. París. (Cuadrado)
La Place des Vosges.
La actual Place des Vosges nació con el nombre de Place Royal y fue la primera del quinteto de plazas parisinas realizadas en homenaje a diferentes reyes de la monarquía francesa.
El sector oriental del París de mediados del siglo XVI era una zona poco definida desde el punto de vista urbano ofreciendo una irregular instalación de mercados, viviendas de artesanos e incluso alguna residencia aristocrática. Allí estuvo el Hôtel des Tournelles, residencia esporádica de los reyes, en la que falleció Enrique II y que fue demolida tras su muerte.
La Place des Vosges en un grabado de la época (entonces Place Royal)
A principios del siglo XVII, el rey Enrique IV quiso aprovechar  aquellos terrenos disponibles para la instalación de una industria textil de lujo. Junto a la fábrica, ordenó la apertura de una gran plaza cuadrada para alojar a los trabajadores de la misma. Este espacio, según su deseo, debería presentar una arquitectura cuidada y homogénea, que dignificara a los trabajadores. La fábrica y una hilera de viviendas (la situada al norte de la plaza) acabarían construyéndose, pero el duque de Sully, que tenía intereses inmobiliarios en la zona, convenció al rey de la conveniencia de levantar residencias destinadas a una clase social más elevada.
Sully prometió al rey respetar su idea de plaza de imagen unitaria, ofreciendo además la creación de un pabellón real para su disfrute que marcaría la impronta arquitectónica. Así, la edificación sería desarrollada por la iniciativa privada pero con la obligación de respetar el modelo de fachada propuesto. Finalmente, las viviendas de la plaza se convertirían en residencia para altos funcionarios y miembros de la nobleza, olvidando las primeras ideas de “viviendas obreras” (y demoliendo las que se habían construido). Finalmente, en el centro del lado norte y simétricamente en el sur, se levantarían dos pabellones: el del Rey y el de la Reina (por debajo de los cuales se accedía a la plaza).
Vista aérea de la Plaza de los Vosgos.
Su construcción comenzó en 1605 siguiendo el diseño de Louis Métezeau. Las obras concluirían en 1612, inaugurándose oficialmente ese mismo año con motivo del compromiso del príncipe heredero, el futuro Luis XIII, con Ana de Austria (hija de Felipe III, rey de España). Precisamente, la estatua que presidiría la plaza desde 1639 estaría dedicada a Luis XIII. La escultura ecuestre tomó como modelo la de Marco Aurelio en la Plaza del Campidoglio romano. La escultura fue destruida durante la Revolución Francesa y, años después, sería restituida por otra realizada por Louis Dupaty y Jean-Pierre Cortot, entre 1818 y 1825. En 1680 se había ajardinado el espacio interior y en el siglo XIX, el mismo Jean-Pierre Cortot, incorporó las cuatro fuentes actuales.
La regularidad de las fachadas arquitectónicas caracteriza a la Place des Vosges.
La plaza, inicialmente denominada Place Royal, recibiría su denominación actual en 1800, en la época de la Primera República francesa, en homenaje al Departamento de los Vosgos, aunque durante varios periodos recuperó su nombre original debido a la restauración monárquica. Pero en 1870 fijó definitivamente su nombre actual.

Place Dauphine. París. (Triángulo)
La Place Dauphine (y el Pont Neuf).
La segunda plaza real parisina fue la Place Dauphine, situada en la punta occidental de de l’île de la Cité. La isla principal del Sena había sido residencia real, pero en el siglo XIV los monarcas se trasladaron al Palacio del Louvre. El cambio fue muy significativo para las dinámicas urbanas e hizo necesario reforzar la conexión entre las dos orillas. Por ese motivo se trazó el Pont Neuf (puente nuevo, aunque paradójicamente en la actualidad es el más antiguo de la ciudad) que además de conectar ambas riberas fluviales se apoyaba en el alargado extremo oeste del islote.
Pont Neuf y Place Dauphine en un grabado de 1739.
El puente fue una iniciativa del rey Enrique III, quien autorizó su construcción en 1578. El monarca estableció que sobre el puente no debería haber ninguna edificación (como era habitual hasta entonces, cuestión que además ayudaba a financiar la obra). Con esa decisión el nuevo puente sería un trayecto recto y libre de obstáculos para contemplar durante su recorrido el Palacio del Louvre. Pero las obras se verían interrumpidas por causa de las guerras de religión francesas. Finalmente, en 1599, por orden del entonces soberano Enrique IV se reanudaron los trabajos que se verían concluidos en 1607. Hubo, complementariamente que resolver los accesos al puente ya que, en la orilla izquierda (sur), los terrenos estaban ocupados por jardines del convento de los Agustinos, que el rey cortaría abriendo la calle Dauphine. En la orilla derecha (norte) el puente desembocaba cerca del Louvre y ayudó a resolver la movilidad de la zona.
Planta tipo de la arquitectura que definía originalmente la Place Dauphine.
La apertura del nuevo eje urbano motivó la reordenación del extremo insular. Así, en ese mismo año 1607 comenzaría la conformación de un espacio que vendría sugerida por el propio terreno, adaptando  sobre él una gran manzana triangular. La traza mostraba un triángulo isósceles que tendría, simbólicamente, el vértice más agudo en el puente, siendo la base paralela al mismo (con unas dimensiones interiores aproximadas de 102 metros de altura y 67 de base). La definición arquitectónica de la plaza pretendía conseguir una imagen unitaria para el espacio por lo que se concibió un proyecto residencial  único que se asentaba en los lados del triángulo, dejando dos pequeñas aperturas en el vértice y en su proyección sobre la base. En 1874, por sugerencia de Viollet-le-Duc se derribó la “base” del triángulo (fachada a rue de Harlay) para favorecer la vista y la representatividad de la fachada posterior del Palacio de Justicia que se había construido en 1854. En su lugar se plantó un cierre arbóreo que no evitó la pérdida del carácter íntimo de aquel interior.
Place Dauphine, mirando hacia su vértice agudo (oeste).
La segunda place royal sería concluida en 1614, y, en este caso, recibiría el calificativo de “real” por dos motivos. Primero porque también la Place Dauphine contaría con la escultura de un rey: una estatua del propio Enrique IV; y, además, el lugar sería dedicado al “delfín” (Dauphine) de Francia, el hijo de Enrique IV y heredero de la corona, el futuro Luis XIII. La escultura ecuestre, en este caso, no tendría una posición central sino excéntrica. Inicialmente, por deseo de la reina María de Médicis, se ubicó en el centro del puente, en el vértice occidental del triángulo que define la plaza. Actualmente, la obra se ubica en el lateral del puente, alineada con el eje principal de la plaza y mirando hacia ella.

Place des Victoires. París. (Círculo)
La Place des Victoires.
La Plaza de las Victorias es una plaza circular de aproximadamente 80 metros de diámetros que se configuró para rendir homenaje a Luis XIV. En realidad, era un auto-homenaje ya que parece que fue el propio rey (aunque se atribuyera la iniciativa al mariscal de La Feuillade) quien la encargó al arquitecto Jules Hardouin-Mansart (1646-1708), para celebrar Paz de Nimégue, que se había alcanzado en 1678 (dando fin a la guerra entre Francia y la Cuádruple Alianza que habían formado las Provincias Unidas y sus aliados).
Grabado de 1686 con la Place des Victoires.
Vista aérea de la plaza de las Victorias.
La Place des Victoires en la actualidad.
Fue inaugurada en 1686 sobre el solar que ocupó el antiguo Hotel de Ferté-Senneterre, que había sido demolido, y sus jardines, permitiendo una articulación mejor entre la ciudad existente y el nuevo barrio Richelieu.
El proyecto de Mansart no preveía la continuidad visual entre las calles que llegaban a la plaza con el objeto de que la estatua del rey fuera el foco de perspectiva remarcada por la arquitectura como telón de fondo. Pero, finalmente, las reestructuraciones viarias de la zona olvidarían esa idea. La estatua original (obra del escultor Martin Desjardins) que se ubicó en el centro de la plaza era un bronce que representaba de pie a un Luis XIV laureado, ubicado sobre un pedestal en el que aparecían las cuatro naciones vencidas en la contienda (Holanda, España, Brandemburgo y el Sacro Imperio Romano Germánico). Esta estatua fue retirada y fundida durante la Revolución Francesa (en 1792), pero tras la restauración borbónica, Luis XVIII ordenó erigir una nueva escultura, esta vez ecuestre, también del Rey Sol, realizada en 1828 por el escultor François Joseph Bosio, y que preside la plaza desde entonces.

Place Vendôme. París. (Octógono, cuadrado achaflanado)
La Place Vendôme.
La cuarta place royale fue la Place Vendôme, aunque, en este caso, las primeras intenciones no eran la construcción de un espacio para celebrar a la monarquía. La iniciativa partió de un grupo privado (compuesto por financieros y especuladores, entre los que se encontraba el arquitecto Jules Hardouin-Mansart) que compraron en 1677 los terrenos en la zona con la intención de desarrollar una promoción inmobiliaria.
Place Vendôme según un grabado del siglo XVIII.
Pero esta operación no salió adelante y entonces se ofreció al rey Luis XIV la posibilidad de crear una nueva plaza real. La aceptación del monarca impulsó el plan desde 1685 y así, el ministro del rey, el marqués de Louvois, recompró los terrenos (incluyendo el Hôtel de Vendôme y el convento de los Capuchinos) y encomendó al mismo Mansart su definición espacial. El primer proyecto preveía una plaza rectangular abierta al sur, hacia la calle Saint Honoré, en la que se ubicarían una serie de edificios públicos. En el centro se instalaría una estatua  ecuestre en bronce del monarca que fue encargada a François Girardon.
Detalle de la arquitectura unitaria de la Place Vendôme.
A pesar de haber comenzado las obras, en 1699 esa idea fue cambiada volviendo al planteamiento de una promoción residencial privada. Se derribaron las partes comenzadas y se modificó el trazado para conseguir un mayor aprovechamiento.  La plaza no quedaría totalmente abierta por el sur y adoptaría como configuración definitiva, un gran rectángulo de 124 por 140 metros con sus ángulos achaflanados que le proporciona su forma octogonal. Las obras se prolongarían hasta 1720.
Place Vendôme en la actualidad.
Durante la Revolución Francesa, en 1789, la estatua de Luis XIV fue destruida y la inicialmente denominada Place Louis Le Grand, tras recibir diversos nombres, acabaría siendo rebautizada como Plaza Vendôme (en recuerdo del hotel preexistente). En su centro, en 1810, se erigiría por orden de Napoleón y para conmemorar la batalla de Austerlitz, la columna Vendôme, inspirada en la columna Trajana de Roma. Esta columna también sería destruida durante la Comuna de París de 1871 por ser considerada un símbolo “de la tiranía y del militarismo” napoleónico, aunque con la llegada de la Tercera República se reconstruyó (entre 1873 y 1875).
Hoy, la Place Vendôme es uno de los lugares más identificados con el lujo y la sofisticación parisina, apoyado en sus comercios (particularmente joyerías, relojerías y alguna de las principales casas de moda) y en hoteles como el Ritz.

Place de la Concorde. París. (Rectángulo)
La Place de la Concorde.
Varias décadas después, surgió de los regidores municipales la propuesta de colocar una nueva estatua real en la ciudad, en este caso para homenajear al rey Luis XV. Con ese objetivo se convocó un concurso en el que los participantes debían seleccionar una ubicación y diseñar, en ese lugar, el marco adecuado para la escultura que había sido encargada a Edmé Bouchardon en 1748. Ninguna solución fue del agrado de los convocantes, entre otras razones por los elevados costes y por las numerosas demoliciones que exigían (y que no iban a ser bien recibidas por los ciudadanos).
El concurso quedó desierto, pero la idea de la instalación siguió adelante, escogiéndose para su ubicación definitiva los terrenos situados al este de los jardines del Palacio de las Tullerías, en el arranque de paseo arbolado que había encargado Maria de Medici, junto a ellos. Con el emplazamiento obligado, se convocó otro concurso en 1753 para configurar el entorno, pero tampoco esta segunda competencia dio los frutos esperados y se declaró desierta igual que la anterior.
Proyecto de Gabriel para la Plaza de la Concordia.
Finalmente, se encargó el diseño de ese nuevo espacio contiguo a las Tullerías a Ange-Jacques Gabriel (1698-1782), director de la Academia y principal arquitecto del rey. La nueva plaza  sería aprobada definitivamente en 1758. El proyecto presentaba un gran espacio rectangular de 215 x 230 metros (230 x 360 ampliando hasta sus límites visuales), abierto por tres lados y cerrado solamente por el norte (es la segunda plaza francesa en tamaño, tras la Place des Quinconces de Burdeos).
Ese lado septentrional quedaba definido por dos edificios simétricos que enmarcaban la nueva rue Royal, un eje monumental que enfocaría la iglesia neoclásica de la Madeleine que cerraría la perspectiva (esta iglesia, inspirada en la Maison Carré de Nîmes, tendría un largo y azaroso proceso constructivo entre 1764 y 1842). La nueva calle, además, pretendía conducir el tráfico de los bulevares hacia la rive gauche. Para ello, por el sur (el lado abierto hacia el río Sena), el eje iniciado en la Madeleine se prolongaría hacia la orilla izquierda gracias a un nuevo puente, el Puente de la Concordia. Este puente tardaría en ser construido, realizándose entre 1787 y 1791 según el proyecto del arquitecto Jean-Rodolphe Perronet (1708-1794). Por el este, el remate visual lo proporcionaban los jardines de las Tullerías y el hoy desaparecido Palacio del mismo nombre. Y hacia el oeste se abría la perspectiva de un futuro sin definir (con la continuación del paseo arbolado, futura avenida de los Campos Elíseos).
Vista aérea de la Plaza de la Concordia en 1953.
La estatua de Luis XV se situaría en el cruce del eje de la rue Royale-Pont de la Concorde con el de los incipientes Campos Elíseos, protagonizando la plaza desde esa posición central.
La inicialmente denominada Plaza de Luis XV fue finalizada en 1772 y se convertiría en un lugar muy significativo durante la Revolución Francesa, particularmente porque allí se instalaría la guillotina. En 1792, la estatua del rey sería derribada y fundida y la plaza pasó ser denominada de la Revolución. Paradójicamente, en la plaza dedicada a su padre, fueron ejecutados el rey Luis XVI y su esposa, la reina María Antonieta (así como otras más de mil personas). 
Plaza de la Concordia en la actualidad.
Tras el periodo del Terror y con la instauración del Directorio, en 1795 recibiría el nombre de Place de la Concorde. En 1836, un nuevo hito central solventaría la falta de referencia que provocaba la ausencia de la estatua real. En su lugar se erigió el obelisco que había sido regalado por el valí de Egipto, Mehemet Ali.  El gran obelisco, de granito rosa de Asuán, procedía del Templo de Luxor y contaba con una altura de 23 metros.
Con todo, la quinta y última plaza real se convertiría en uno de los elementos principales del Eje Histórico (Axe Historique) que se fue conformando en París, comenzando en el Arco del Carrusel, pasando por la Plaza de la Concordia, recorriendo los Campos Elíseos y el Arco de Triunfo para concluir en La Défense, con un desarrollo aproximado de ocho kilómetros.


1 comentario:

  1. Podemos observar en los planos y fotografías aportadas que esta gran urbe que la capital de Francia llamada París, fue desarrollada con precisión siguiendo unos planos realizados por arquitectos y técnicos de la época los cuales dispusieron también del máximo capital económico para poder llevarla a cabo. Sirven fueron cambiando de opinión en lo que la tipología y forma de diseño se guían lo cierto es que el resultado final del conglomerado urbano siempre hecho de forma majestuosa y bella alegado para la posteridad una de las ciudades con la arquitectura más bella.

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