5 jul 2014

“Nuevas Ciudades” en la España de 1970: Tres Cantos y el Actur de Zaragoza.

Ordenaciones iniciales para el ACTUR-Tres Cantos en Madrid (izquierda)  y ACTUR-Puente de Santiago en Zaragoza (derecha)
La España de principios de la década de 1960 asistió a un despegue económico sin precedentes. Esa etapa, conocida como “desarrollismo”, tendría importantes consecuencias urbanas. La fuerte emigración recibida desde los entornos rurales, puso en evidencia la falta de preparación de las ciudades para acoger un éxodo tan explosivo. Se sucedieron diferentes estrategias encaminadas a paliar el grave déficit residencial, que se concretarían en una vertiginosa construcción de viviendas a lo largo de ese periodo. Con ello, se cambiaría la faz de aquellas ciudades, hasta el punto de constituir un nuevo “paisaje urbano” en las periferias de las mismas.
Uno de los últimos planes de vivienda adoptados en dicha época fue el Programa ACTUR (Actuaciones Urbanísticas Urgentes) que, en 1970, seleccionó varios emplazamientos en las principales urbes para proponer operaciones muy ambiciosas, de gran extensión y con miles de viviendas, en sintonía con los modelos europeos que se estaban realizando entonces. Las ACTUR ofrecieron la oportunidad de planificar crecimientos siguiendo, con algunos matices, los postulados del Movimiento Moderno.
La irrupción de la crisis económica de 1973 afectó profundamente a las ACTUR. Ralentizó los proyectos, obligó a modificaciones sustanciales de los mismos y llegó, en algún caso, a abortar la intervención. De las diferentes propuestas que se activaron, las dos más emblemáticas fueron la que se levantó en las proximidades de Madrid y que se emanciparía como una nueva ciudad (Tres Cantos), y un nuevo barrio en Zaragoza, en la margen izquierda del rio Ebro, que se denominó “Puente de Santiago” pero acabó siendo reconocido simplemente como “el Actur”.

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El programa ACTUR
En la España de finales de la década de 1950, el régimen franquista viró el rumbo de su política económica. Un equipo de jóvenes gobernantes, con mayor preparación y capacidad de gestión, tomaba el relevo de la vieja guardia política. Estos nuevos dirigentes, que recibieron el apelativo de “tecnócratas”, propusieron una serie de medidas que iniciarían un periodo de despegue económico sin precedentes en el país, que sería conocido como el “desarrollismo”.
La apertura al exterior, dando fin a la autarquía de posguerra, el Plan Nacional de Estabilización Económica de 1959 y los diferentes Planes de Desarrollo planteados durante los años sesenta propiciaron el gran cambio socioeconómico en España. Con ello llegó el turismo y la inversión extranjera que sentaron las bases de la profunda transformación del país, que dejaría de ser agrario y rural para convertirse en industrial y urbano.
Entre las medidas dispuestas, se pusieron en marcha los “polos de desarrollo”, que eran áreas vinculadas a las grandes ciudades en las que se incentivó la inversión industrial. El éxito de esta iniciativa tuvo unas consecuencias urbanas que sobrepasaron las previsiones. La emigración del campo a las ciudades fue enorme y éstas no se encontraban preparadas para recibir tal cantidad de nuevos ciudadanos. Se hizo patente un grave déficit de vivienda, así como la ausencia de dotaciones e infraestructuras. La falta de vivienda fue angustiosa y para intentar paliarla, en la medida de lo posible, se adoptó una política de construcción vertiginosa de viviendas que se situó al margen de cualquier planificación racional. Se levantaron miles de viviendas sin la exigible coordinación estructural con los espacios preexistentes. Tampoco se invirtió lo necesario en infraestructuras  y los resultados adolecieron de los deseables estándares de calidad (tanto en lo referente a la bondad de la construcción como a la falta de servicios básicos). Todo ello dentro de un contexto de fuerte especulación inmobiliaria.
El desarrollismo afectó profundamente a las grandes ciudades españolas, principalmente a Madrid y Barcelona, hasta el punto de crear un nuevo “paisaje urbano” en las periferias de las mismas (este tema será tratado en un próximo artículo específico).
En este contexto, una de las últimas estrategias urbanas fue la puesta en marcha del Decreto-Ley 7/1970, de 27 de junio, sobre Actuaciones Urbanísticas Urgentes (ACTUR). Con esa ley se auspiciaba la creación de enormes proyectos urbanos. En principio se pensó en Madrid y Barcelona, las ciudades que sufrieron con mayor intensidad esa situación, pero pronto se amplió el programa a otras urbes. Así fueron surgiendo operaciones como Puente de Santiago en Zaragoza, Lakua en Vitoria-Gasteiz o Rio de San Pedro en Cádiz, entre otras.
Las ACTUR fueron desarrollos urbanos de gran tamaño, tanto en extensión como en edificación, localizados en zonas periurbanas en suelo rústico. Se implementaron por el sistema de expropiación por razón de utilidad pública para posibilitar actuaciones ordenadas y a precios razonables (evitando la especulación que dominaba el mercado). La inspiración se encontraba en los modelos europeos que se estaban  realizando en esa época (como la última generación  de new towns” británicas o las “villes nouvelles” parisinas). En general, la experiencia permitió planificar una ciudad siguiendo, con algunos matices los postulados del Movimiento Moderno: zonificación de usos, una fuerte y clara jerarquía viaria, alta densidad edificatoria con predominio de la construcción en bloque abierto, y diseño de los espacios libres como un continuo indefinido.
Ortofoto detallando una de las unidades residenciales de la ACTUR zaragozana.
El cometido principal de las ACTUR era proporcionar un gran número de viviendas (la media se aproximaba a las 150.000 en cada una de ellas), pero con la suficiente dotación de equipamientos que proporcionara una cierta autonomía de servicios. Además, dado su enorme extensión, fueron planificadas para ejecutarse por fases, organizándose “sectores” y “unidades vecinales” como clusters que se arracimaban respecto a los ejes viarios principales. Cada uno de los sectores o áreas que se definieron eran objeto de planes parciales específicos que se simultaneaban con los proyectos de urbanización para reducir los plazos de ejecución. La construcción de las edificaciones se confió en gran parte a la iniciativa privada.
Su esencia de actuación “urgente” las llevó a obviar tanto a la reciente legislación urbanística (creada en 1956) y sus procedimientos de planificación como a las normativas vigentes en cada una de las ciudades (en general, estos planeamientos se situaron al margen de las previsiones e instrumentos que los Planes Generales de las ciudades seleccionadas tenían dispuestos).
Imagen de 1986 con Tres Cantos en proceso de urbanización. En primer término el Parque Tecnológico de Madrid.
La grave crisis económica de 1973 golpeó duramente a las iniciativas ACTUR. Las dificultades financieras y la caída en picado de la demanda (tanto industrial como residencial, ya que se frenó en seco la inmigración) pusieron en cuestión una programación tan ambiciosa, que había sido realizada conforme a las previsiones de aquel “desarrollismo” que se encontraba todavía muy activo a principios de la década de 1970.
El resultado final fue muy dispar. En general sufrieron retrasos muy importantes y graves restricciones financieras que obligaron a modificar los planteamientos iniciales. Además, el procedimiento expropiatorio generó polémicas y conflictos que demoraron los procesos, llegando, incluso, a impedir ciertos desarrollos. En algunos casos se produjeron transformaciones sustanciales (como La Cartuja en Sevilla) y, en otros, la actuación acabaría siendo abortada (como el caso de Riera de Caldas/Gallecs en Barcelona). En este artículo nos aproximaremos, a las que quizá fueron las más emblemáticas.
La primera de ellas es Tres Cantos, una ACTUR ubicada en el entorno norte de Madrid, planteada como un crecimiento autónomo y autosuficiente, previsto inicialmente para recibir 150.000 personas y que, tras muchos avatares (estuvo a punto de ser abandonado), lograría consolidarse (aunque con mucha menos ambición) y convertirse en un municipio independiente.
La segunda es la ACTUR-Puente de Santiago de Zaragoza, un nuevo barrio para 100.000 personas, situado en la margen izquierda del rio Ebro, que fue muy poco apreciado inicialmente por los ciudadanos, hasta el punto de que su nombre oficial “Puente de Santiago” no fue utilizado, pasando el nuevo barrio a ser conocido simplemente como “el Actur”, con todo el desafecto que eso significa.

Tres Cantos, la nueva ciudad española.
El objetivo de la ACTUR madrileña, además de proporcionar la necesaria vivienda, era descongestionar la capital. Por eso, tras analizar diversas localizaciones, se optó por una ubicación al norte de Madrid, a unos veinte kilómetros, en dirección al municipio de Colmenar Viejo, en unos terrenos con orografía adecuada y con buena comunicación (existía la carretera comarcal C-607 Madrid-Colmenar que, en 1975, se transformaría en autovía, además de la red de ferrocarril). También se encontraban potencialmente bien abastecidos (por allí discurrían grandes líneas eléctricas y varios brazos del Canal de Isabel II), por lo que las infraestructuras resultarían menos costosas que en otros emplazamientos.
El proyecto se denominó Tres Cantos aprovechando el nombre que ya tenía la zona, donde se ubicaba un apeadero de ferrocarril y había un pequeño grupo de viviendas diseminadas a su alrededor. La delimitación de la ACTUR -Tres Cantos se realizó en 1971 (Decreto 1.321/71) incorporando parte de los términos de Colmenar Viejo (1.381 has.) y de Madrid (310 has.) hasta sumar las 1.691 hectáreas originales. Aunque el objetivo era crear una comunidad con espacios residenciales, de trabajo y ocio, autónoma y autosuficiente, el estatus inicial de la ACTUR-Tres Cantos sería el de un nuevo barrio dependiente administrativamente del municipio de Colmenar Viejo.
Se presentó un primer Plan el mismo año 1971. El proyecto sería desarrollado por fases y por ello se dividió el área urbana en 13 sectores, cuyos planes parciales se irían aprobando paulatinamente entre 1973 y 1980.
Esquema de 1971 para la ACTUR-Tres Cantos con su trama principal en “Y”. La trama amarilla indica la ubicación del Polígono Industrial y la verde el Parque Central. Debajo indicación de los planes parciales que pretendían desarrollarse.
El modelo presentaba una estructura en forma de “Y”, tendida en dirección este-oeste. Sus tres brazos enlazaban los diferentes planes parciales residenciales de la ciudad. El brazo que apunta hacia el norte incluía el 1A y el 1B, el eje sur el 2D y el eje oeste el 3B (los números indicaban la pertenencia a cada una de las tres fases previstas). En la confluencia de estos tres ejes (donde se ubicaba la estación de ferrocarril) se establecía la mayor concentración residencial (sectores 1D, 2B y 3A), mientras que el 3C se ubicaba en el noroeste y los 2C y 2E en el sureste. El conjunto se planificó para albergar 36.454 viviendas y una población de aproximadamente 150.000 personas. Los planes parciales residenciales se organizaban en unidades (de entre 500 y 800 viviendas cada uno) que se concebían como núcleos separados entre sí por las vías principales de comunicación, presentando en su interior un predominio peatonal al restringir fuertemente el tráfico rodado. Cada núcleo contaba, además, con sus equipamientos sociales (comercial, docente, deportivo, etc.).
Las diez áreas residenciales se complementaban con las tres planteadas para la actividad industrial y terciaria estimando la creación de  unos 40.000 puestos de trabajo. Los dos primeros sectores (1C y 2A) formaban un gran arco de superficie industrial que conectaba y cerraba los brazos de la “Y”, mientras que el (3D) tercero se ubicaba al oeste.
El gran hueco central se destinaría a zona verde planteando un gran Parque Central de unas 90 hectáreas. Al sur, se reservó una extensa área forestal. Las intenciones iniciales pretendían ofrecer una ciudad con un elevado nivel de equipamientos, e incluso con innovadoras infraestructuras (como la propuesta de un sistema de recogida neumática de basuras)
En 1975, el Instituto Nacional de Urbanización (INUR) recibió el encargo de implementar lo planificado, para lo cual se creó la empresa púbica Tres Cantos S.A. y se comenzaron los trabajos de urbanización. Pero la incidencia de la crisis que se había iniciado en 1973 afectó de negativamente al ritmo de los obras y a los propios objetivos de la ACTUR. Madrid había frenado su crecimiento, y la demanda de viviendas se había estancado. Además, también las solicitudes de suelo para actividades económicas eran prácticamente inexistentes.
Aunque los trabajos no se interrumpieron, su ritmo fue muy lento y en 1982 la situación era crítica. Entonces se planteó la decisión de continuar o abandonar definitivamente el proyecto. Aunque las inversiones realizadas en infraestructuras habían sido muy importantes, la realidad del proyecto no iba más allá de 4.000 viviendas (una cifra muy alejada de las previstas), poca industria, equipamientos insuficientes y unas infraestructuras sobredimensionadas para ese escenario.
Esquema de 1986 para la ACTUR-Tres Cantos con su trama principal en “E”. La trama amarilla indica la ubicación del Polígono Industrial y la verde el Parque Central.
La decisión final fue la de continuar con el proyecto, aunque procediendo a una revisión en profundidad de sus objetivos iniciales. El resultado fue un nuevo Plan que fue aprobado en 1986, en el que se proponía un esquema unitario, alejado de la estrategia de planes parciales autónomos y se proponía una considerable reducción de los datos de partida (la previsión de población se redujo de 150.000 a 40.000 habitantes con lo que el número de viviendas disminuyó de las 36.454 iniciales a solamente 10.000 unidades, muchas de las cuales serían unifamiliares, y también se contrajo el Parque Central, que pasó de 90 a 45 hectáreas). Este Plan fue concebido por un equipo multidisciplinar coordinado por el arquitecto José Ramón Menéndez de Luarca y que incluía a otros arquitectos (Gerhard Loch, Gerardo Salvador y Ramón Vázquez Molezún), ingenieros de caminos (José Luis Maldonado) y economistas (Javier Russinés).
El Plan de 1986 modificó la estructura original de Tres Cantos: la “Y” se transformó en una “E”, perdiendo el tronco. El trazo mayor de la “E” corresponde con la Avenida de los Encuartes y los brazos extremos (que eran los dos procedentes de la “Y” que se encontraban urbanizados) son las actuales Avenida de Colmenar por el norte y la de Viñuelas por el Sur. El novedoso brazo central era la Avenida de la Luz (aunque una modificación posterior la “desconectaría” del esquema). Se mantenía la zona industrial del Plan de 1971que “cerraba” el circuito de Tres Cantos y la convertía en una ciudad “lineal circular”. No obstante, este trazado sufriría modificaciones posteriores. Por ejemplo, el brazo central, como se ha dicho, quedaría interrumpido mientras que se potenciaban otros dos viales para dar a su estructura final un esquema de “peine”.
Esquema final para la ACTUR-Tres Cantos con su trama principal desarrollada en “peine” La trama amarilla indica la ubicación del Polígono Industrial y del Parque Tecnológico de Madrid y la verde el Parque Central. Por el noreste aparece la urbanización de viviendas unifamiliares “Soto de Viñuelas” (que comenzó su primera fase en 1968, antes que la ACTUR).
Ortofoto mostrando la diversidad tipológica de Tres Cantos.
La propuesta de espacios para actividades económicas fue trascendental para la ciudad. Al Polígono Industrial original (de unas 140 hectáreas) se le sumaron dos nuevas áreas industriales, la primera al oeste, al otro lado de la autovía, de unas 131 hectáreas, que sería ocupada por ATT (la multinacional estadounidense American Telephone and Telegraph, líder mundial en electrónica y telecomunicaciones cuya implantación supuso un impulso determinante para la consolidación de Tres Cantos en 1985) y la segunda, de 28 has., que albergaría desde 1988 el Parque Tecnológico de Madrid. (ATT acabaría vendiendo sus instalaciones en 2001 a BP Solar, quien, a su vez cerraría en 2009)
Para incentivar la inversión industrial en Tres Cantos, se incluyó la actuación como una ZUR (Zona de Urgente Reindustrialización, según Decreto 190/85) lo cual conllevó polémica porque no había tradición industrial que proteger. En cualquier caso, la reactivación económica a partir de 1985, supuso un incremento importante de la demanda. También se reactivó la construcción de viviendas (paradas durante el periodo 1984-1986) con la incorporación de las inmobiliarias privadas (la primera etapa había sido desarrollada por Cooperativas y éstas reaparecerían en Tres Cantos a partir de 1989).
Con este impulso, la todavía ACTUR comenzó su consolidación definitiva. Aquellos primeros vecinos que llegaron a Tres Cantos en 1982 se convirtieron en 22.000 en el año 1992 y la población siguió creciendo hasta superar actualmente los 40.000 habitantes. Finalmente, tras varios años de conflicto con el Ayuntamiento de Colmenar Viejo, en 1991, Tres Cantos se constituiría como municipio independiente (incorporando a su término otras 2.400 hectáreas nuevamente segregadas de Colmenar Viejo), convirtiéndose en el número 179 de la Comunidad de Madrid.
Plano de Tres Cantos en 2010. Al norte, el crecimiento de “Nueva Tres Cantos”. Las tramas violetas indican los espacios industriales (Polígono Industrial al este, ATT al oeste y Parque tecnológico de Madrid al sur)
Tres Cantos, a partir de su emancipación, inició un nuevo rumbo urbanístico que, superando la delimitación inicial de la ACTUR, desembocaría en la aprobación, en 2003, de un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) en el que se concretaron nuevos crecimientos de la ciudad (como el sector norte denominado Nuevo Tres Cantos, en construcción actualmente y en el que se prevé la construcción de 7.000 viviendas para unas 20.000 personas, además de nuevos usos terciarios, industriales y dotacionales).
Perspectiva del “Nuevo Tres Cantos”, en desarrollo actualmente.



















El Actur de Zaragoza, la colonización definitiva de la margen izquierda del rio Ebro.
La colonia romana de Cesaraugusta se ubicó en la margen derecha del poderoso rio Ebro, cerca de la desembocadura de otros dos cauces fluviales, el Gállego y el Huerva. La dificultad para atravesar el caudaloso Ebro propició que el crecimiento de la ciudad se realizara de una forma natural hacia el sur, olvidando la margen izquierda del rio.
La margen izquierda del Rio Ebro a su paso por Zaragoza en la década de 1930, mostrando los grandes espacios vacios que ocupará la ACTUR.
Esa ribera, ubicada al norte de Zaragoza, fue hasta el siglo XX un lugar para tierras de cultivo. La construcción del Puente de Piedra en el siglo XV propició el primer asentamiento en la zona, conocido como el Arrabal, que fue habitado mayoritariamente por agricultores. A finales del siglo XIX, con la construcción de un nuevo puente por el este de la ciudad, el Puente de Hierro (Puente de Nuestra Señora del Pilar), el Arrabal fue creciendo moderadamente por su zona oriental (Barrio Jesús, Barrio de la Jota, etc.), dejando la parte occidental libre por las dificultades que ocasionaban las frecuentes inundaciones y reajustes naturales del trazado del gran rio.
No obstante, el planeamiento de la ciudad acabó por fijarse en esa parte septentrional de la ciudad que se encontraba “libre”. El Plan General de Ordenación Urbana de 1957 (Plan Yarza) dibujó una primera aproximación que se quedaría en el papel hasta que el Plan de 1968 (Plan Larrodera) incorporó esa zona, delimitándola con el trazado de la que sería más tarde la autovía Madrid-Barcelona. Esa margen izquierda albergaría uno de los polos de desarrollo mencionados anteriormente, urbanizándose varios polígonos industriales, particularmente el Polígono Industrial Cogullada (1965) que impulsaría el crecimiento de los barrios nororientales, con un asentamiento mayoritario de población obrera.
Plan General de Ordenación Urbana de Zaragoza 1957 (Plan Yarza). En amarillo, la delimitación propuesta para la urbanización occidental de la margen izquierda.
Plan General de Ordenación Urbana de Zaragoza 1968 (Plan Larrodera). En amarillo, la delimitación propuesta para la urbanización occidental de la margen izquierda.
La “colonización” del norte, en su zona occidental, fue favorecida por la inauguración de un nuevo puente en 1967: el Puente de Santiago que consolidaba el paso tradicional en ese mismo lugar, ya que, desde el siglo XVIII, se estaba realizando en barca (siguiendo una sirga que unía ambas riberas) y luego con una “pasarela” peatonal (el puente colgante instalado en 1941). No obstante, había desde finales del siglo XIX otro puente, aunque de uso exclusivo para el ferrocarril (que acabaría convirtiéndose en 1980, con la desaparición del tren, en el actual Puente de la Almozara).
La década de 1970 supondrá la consolidación definitiva de la urbanización de la margen izquierda del rio Ebro. El Decreto Ley de 1970 había señalado a Zaragoza como una de las ciudades objetivo de las ACTUR delimitando la ACTUR-Puente de Santiago (Decreto/Ley 360/72) con una superficie de 665,84 hectáreas para una población de 100.000 habitantes (agrupando los sectores 41, 43, 46, 47, 48, 49 y 53 del Plan General de 1968).
Arriba, planteamientos previos para el sector 46 y 47 del Plan de Zaragoza, debajo solución final de los mismos conforme al esquema general de la ACTUR.
Aunque se habían redactado unos primeros proyectos para los sectores 46 y 47 del Plan General  (futuras áreas 9,11 y 13 de la ACTUR) según una primera versión de José Antonio Fernández Espinosa y Jesús Guindeo Aznárez, a quienes se sumó Joaquín Maggioni Casadevall para preparar una segunda, estas propuestas quedaron en el papel, ya que la incorporación del área al programa ACTUR obligó a la preparación de un proyecto global en 1971 (redactado por los mismos arquitectos). 
La estructura general del plan se ajustaba bastante bien a lo previsto por el PGOU de 1968 pero introducía algunos cambios de usos y delimitaciones, como por ejemplo incorporando la zona situada al norte de la autovía Madrid-Barcelona que, el Plan Larrodera mantenía como suelo rústico (y que finalmente acogería el Campus “Rio Ebro” de la Universidad de Zaragoza y la urbanización residencial Parque Goya). La ACTUR se organizó en 22 áreas que serían desarrolladas por posteriores planes parciales. Por ejemplo, el sector 48 (áreas 15, 16, 17, 18 y 19 de la ACTUR) fue ordenado en 1977 por José María Reyero Díaz y el sector 43, por el equipo formado por Guindeo, Fernández Espinosa, Antonio Huelmo Rozada y José Ignacio Rodriguez Fernández. El área 7 fue desarrollada en 1985 por Manuel Ayllón Castillo, Joaquín Catalán Montesinos y Jaime Ferrer Sarroca.
Plan de zonificación del área delimitada como ACTUR-Puente de Santiago en Zaragoza. Debajo indicación de Sectores y Áreas.
El esquema se basa en una arteria central compleja, con dos grandes vías (calle Gertrudis Gómez de Avellaneda, en sentido sur  y calle María Zambrano, en sentido norte) que limitan una larga pastilla longitudinal destinada a equipamientos (Centro Comercial Gran Casa, por ejemplo). Esta gran columna vertebral es cruzada por otras arterias importantes transversales (calle Pablo Ruiz Picasso y calle Valle de Broto) que realizan la conexión entre distritos. Sobre el eje principal se adosaban las “unidades de barrio” separadas por vías de un tercer nivel (como si fueran costillas unidas a la columna vertebral) y que quedaban distribuidas interiormente por el último nivel viario, que generalmente acaba en “fondo de saco”. El espacio previsto para la escala menor partía de la ubicación de los bloques de viviendas (habitualmente con orientación este-oeste) organizando la “cota cero” con un predominio de los flujos peatonales sobre los rodados que se acompañaban de una importante presencia de ajardinamiento y arbolado (que con el paso de los años ha ayudado a dulcificar la dureza inicial del ambiente urbano).
Estado de la urbanización de la ACTUR de Zaragoza en el año 1980.
A la ACTUR-Puente de Santiago le costó arrancar. En 1980, las obras de urbanización todavía no habían concluido. El barrio nació con muchas dificultades, a la crisis económica de 1973 y a la controversia por el hecho de implantarse en zona de huertas (que desaparecían, con la consiguiente polémica con los agricultores) se le sumaban otros problemas. Como la insuficiente comunicación con el resto de la ciudad, también el hecho de que el rio no estuviera todavía perfectamente “domado” (hubo que instalar contenciones para el Ebro), que los elevados niveles freáticos complicaran los desarrollos, que su configuración abierta (y al principio, lógicamente, poco consolidada y dispersa) favoreciera la penetración del “cierzo” (el famoso y molesto viento zaragozano) y quizá, sobre todo, el que los zaragozanos no acababan de aceptar el hecho de residir “más allá” del rio. El desapego general al proyecto fue muy grande, hasta el punto de que su denominación oficial “Puente de Santiago” no fue utilizada, pasando a ser conocida simplemente como el barrio del “Actur”, buen indicativo del gran desafecto ciudadano con el proyecto.

La realidad actual del Actur es bien distinta, habiendo superado los obstáculos iniciales y recibiendo finalmente el aprecio ciudadano (cuestión que también se refleja en el alza del precio del metro cuadrado). Con la  realización, de la urbanización residencial Parque Goya y sus 5.000 Viviendas de Protección Oficial, el área ACTUR original quedó rematada.  
Arriba, Plan Especial para el Campus de Universidad de Zaragoza del Actur (redactado por Urban Networks-Taller de Ideas en 2004). Debajo, el meandro de Ranillas con el Parque del Agua y el recinto de la Exposición Internacional de 2008.
El entorno se ha visto potenciado con la instalación contigua (en el meandro de Ranillas) de la Exposición Internacional de 2008, la presencia de nuevas infraestructuras como la citada anteriormente reconversión del Puente de la Almozara (1980) para vehículos, el nuevo Puente del Tercer Milenio o la llegada del tranvía, y también con la construcción de grandes equipamientos como el Parque Metropolitano del Agua, o el desarrollo desde 1986 del Campus tecnológico de la Universidad de Zaragoza (Campus Rio Ebro). Hoy el Actur cuenta con una nueva denominación “oficial”: Actur-Rey Fernando y es uno de los quince distritos de Zaragoza.

3 comentarios:

  1. Excelente trabajo José Antonio. Llevo 20 años viviendo en el Actur de Zaragoza y aunque tenía alguna noción, has sido tú el que me ha dado una visión global sobre la historia de mi barrio. Eres un fenómeno.

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