30 jun 2011

Chicago. La invención de un “centro lineal”: Michigan Avenue y la Magnificent Mile

Las ciudades suelen tener un centro original. Un lugar esencial creado para la representación de lo colectivo, donde lo público expresa los anhelos comunes de las generaciones que nos han precedido, un espacio de referencia histórica cargado de simbolismo.
Pero Chicago es diferente. Nació sin centro, lo que puede venir a significar que nació sin corazón. Pero Chicago, la ciudad despiadada que olvidó el espacio público y fue creciendo sin una referencia localizable, también es la ciudad inquebrantable y orgullosa, que a falta de un centro puntual inventó un centro lineal.


Chicago nació desde un punto abstracto, que fue ubicado por el agrimensor James Thompson cuando recibió el encargo de los comisionados del Illinois&Michigan Canal para parcelar los terrenos del entorno del Chicago River. La ciudad surgió a partir de un vértice de la gran retícula establecida por las referencias territoriales fijadas para Illinois (este punto se ubica en el actual cruce de las calles State y Madison).
Es cierto que esa zona de la primera implantación ha acabado por actuar como su centro funcional. Pero el Loop (denominado así por el recorrido del ferrocarril elevado), ni siquiera se denomina “centro”, solamente lo simula, ya que carece de los atributos que caracterizan esos lugares. No hay espacios públicos centrales (aunque hay algún intento de corrección como Federal Square), ni edificios públicos simbólicos que se signifiquen por su implantación urbana. El Loop es a la noción de centro como una madrastra frente a una madre, cumple su misión pero sin su implicación vital. Grant Park pretende suplir esas carencias, pero sin conseguirlo ya que está “adosado” y no “integrado”. Falta el cariño de la arquitectura que envuelve. La arquitectura está allí, organizada en un frente rígido e imponente que observa pero no abraza. El Loop y Grant Park son un centro desnaturalizado.
Es llamativo que, cuando Chicago se distribuyó administrativamente en sectores, lo hizo en tres zonas que se denominaron según su orientación. Se habla de Norte y Sur, y se habla de Oeste (que incluye el Loop dentro de él). El Este lo ocupa teóricamente el Lago Michigan, tan importante para la ciudad. Pero no hay Centro. El Centro es un punto desaparecido entre los sectores.
La originalidad de Chicago también se manifiesta en este hecho, ya que ha falta de un centro puntual inventó un centro lineal. Un espacio direccional que aprovecha la vecindad del Loop y Gran Park y reinventa la noción de centro proponiendo una particular visión de la representatividad contemporánea a partir del argumento de la movilidad.

Éste es un eje con dos partes bien diferenciadas. Al sur se encuentra la Avenida Michigan, entre el Loop y Gran Park y, al Norte, su continuidad hasta encontrarse con el quiebro de la ribera del Lago Michigan que origina la Gold Beach. En este “centro lineal” se disponen los elementos más identificables con un carácter central.
En la década de 1940, un promotor inmobiliario visionario, que buscaba potenciar sus inversiones en la zona, ideó un lema que tendría éxito: la “Milla Magnífica” (Magnificent Mile o Mag Mile). Este recorrido, de aproximadamente una milla, que corresponde con la parte norte del eje, arranca desde la esquina de Grant Park (donde se ubica el actual Millenium Park) y se ha convertido en el complemento perfecto de esa otra mitad, que es la misma avenida hacia el sur, con sus edificios característicos dando fachada al parque urbano principal de la ciudad.
Dos millas recorridas por miles de turistas, por miles de ciudadanos. Dos millas recordadas por todos como la esencia del actual Chicago. Más allá de los hitos arquitectónicos que definen la ciudad, este espacio, con sus tiendas, hoteles, bares, locales de jazz o museos, se ha convertido en el gran centro referencial de la ciudad. Un centro de simbología contemporánea.
En el año 2006 se inauguró, en el Millenium Park, en un punto próximo al que separa los dos caracteres diferentes de la avenida Michigan, un hito monumental que reafirma estos argumentos. Es la Cloud Gate de Anish Kapoor. Los símbolos urbanos suelen ser elementos más o menos imponentes, pero con una personalidad propia capaz de aglutinar en ella la esencia de una ciudad, de catalizar todos los sueños y recuerdos. La Torre Eiffel de París, la Estatua de la Libertad de Nueva York o la Puerta de Brandenburgo en Berlín cumplen esa misión. La Cloud Gate (apodada popularmente The Bean, la alubia o habichuela) es una escultura monumental y magnífica, de una elaborada y sofisticada formalización que encuentra su esencia en el reflejo de lo que sucede a su alrededor. La escultura es un espejo en el que se aprecian, distorsionadas según los puntos de vista, las arquitecturas del entorno, o las propias personas que la están mirando.
Es un hito desmaterializado como la ciudad sin centro.

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